Apocalipshit...
Los mares son ácidos, las brújulas ya no señalan hacia el mismo norte. No es tan dificil el asunto. No es TAN dificil comprender. Creo que hasta el mismo Jorge Arbusto, alias George Bush para los no tan enemigos, si tuviera las ganas, podría llegar a entender. La masiva quema de combustibles y el calentamiento global. Una inmensa nube de densos gases alrededor de la atmósfera. La barrera retiene el calor y la temperatura global sube.
Uno lee en todos lados, ve las noticias, escucha rumores. Que se viene el apocalipsis, que la Iglesia, que las predicciones. ¿El Apocalipsis? Si podemos llamar apocalipsis a la extinción anual de 60 000 especies animales y vegetales, la desaparición del 25% de los animales en menos de 5 años, la muerte de más gente inocente por sequías, escasez de alimentos y agua, crecimiento de los mares y la proliferación de enfermedades, entonces si es cierto que el Apocalipsis está cerca.
A veces hablamos sin saber, sin pensar, actuamos sin intentar entender y terminamos por no creer. Que las cifras son exageradas, que los ciéntificos hacen demasiado escándalo, que en realidad no es tan grave.
A veces veo a mi alrededor y no puedo entender qué es lo que funciona mal. Todos tenemos dentro a esa persona sensible que se estremece cuando ve las imágenes del tsunami de Asia o de las consecuencias del terrorismo en el mundo. Esa persona sensible que siente mal cuando se entera de esas historias mínimas de los afectados que llegan hasta el corazón. Porque cuando uno ve esas imágenes del problema de República Cromagnon, del tsunami de Asia, del terrorismo y de tantos otros problemas, se da cuenta de que la gente es solidaria, siempre ayuda cuando puede.
Es genial ver a un niño etíope corriendo contento con un guante de látex inflado en una mano y una sonrisa en el rostro, mientras aquéllos que se esfuerzan en la Cruz Roja cobran su sueldo en cantidad de “gracias” recibidos y sonrisas regaladas.
Es genial ver la solidaridad que puede haber entre personas, aún así sean desconocidas, el sólo hecho de brindar ayuda gratis, el hecho de hacer eso por el otro. El saber que la satisfacción y felicidad del otro son lo más importante en ese momento, y el saber que uno es capaz de dárselas, o, al menos, ayudarlo a llegar hasta ellas.
Y después, sin previo aviso, nos damos vuelta y vemos a la gente hipócrita, a aquellos que te estafan vendiendo falsas ilusiones, a aquellos que sólo quieren escalar aún así sea pisoteando a otros.
Y la paradoja se vuelve eterna. ¿En qué creer? ¿Mirar adelante y acompañar a aquellos pocos que tomaron el camino correcto o darse por vencido y seguir a la manada por el incorrecto, mutilando la esperanza de aquellos pocos?
A veces miramos hacia atrás y nos preguntamos, ¿por qué?. Intentamos caminar serios e insensiblemente indiferentes frente a rostros desfigurados por el sol, el cansancio y la pobreza, ante muertes súbitas de desesperación y falta de esperanza. Muchas veces observo a mi alrededor y logro llenar el vacío en mi interior, que absorbe más y más información, imágenes, cifras, desastres, cataclismos, como un agujero negro, infinito y espacioso, vasto como el mismo universo. Un vacío que se llena, y que nunca termina de hacerlo, porque cuantos más datos ingresan, más vacío se logra, más se carcomen las paredes del recipiente de la moral, la ética y la razón, para dar paso a un intento inválido de gritar, y llorar al ver ahogarse ese intento de salvación eterna. Es triste levantarse mañana tras mañana, y pensar que en ese mismo instante a un niño le inculcan “lo normal” en la cabeza, ¿por qué la gente tiende a confundir lo “normal” y lo “común”? ¿Es que acaso todos vivimos en una realidad colectiva, condenados a pensar que lo “común” es lo “normal”? Porque lo supuesto “común” es una inyección de varias dosis que te incrusta la sociedad desde que naciste, y cuando alguien se “sale del camino”, se le dice ANORMAL.
Tomar un camino incorrecto se soluciona facilmente cuando la razón llama y demuestra que uno se ha equivocado de lugar, pero cuando se es conciente de eso, y aún así se sigue adelante por inercia etérea, sobre el camino incorrecto, la razón ya no es válida y muere en el súbito afán de corrección. Y el tiempo pasa y las ruinas se aplastan bajo el apurado paso de torbellinos urbanos, mientras unos pocos intentan restaurarlas desde el otro lado de la bifurcación que separa los caminos del mundo, de la vida y del tiempo. ¿Apoyar a los pocos que han tomado la ruta a la compensación inmortal del daño causado o darse por vencido y participar en la destrucción del futuro?
Tan fácil de comprender, tan difícil de evitar, el egoísmo compacto de nuestra propia mente lógica apelando a una moral más abierta y menos consumida, más sutil y menos interesada.
Sólo observemos al futuro, y a la razón de esto, protocolos, cumbres de cambio climático, ¿para qué?, ¿para que el causante del 25% del problema diga que no?. Porque este intento de ayuda a la naturaleza sería una “camisa de fuerza” para el desarrollo económico. ¿Sabe qué Señor Bush? La furia de la naturaleza no va a ser una “camisa de fuerza”, directamente va a ser una “inyección de eutanasia” para SU economía, y así va a arrasar con las de todos. Todos. Todos engañados, los medios de comunicación, la sociedad, todos hablan de ello pero todos siguen la línea impuesta. El generador del 25% del daño causado teniendo por consecuencia el cambio climático es Estados Unidos. Le sigue Rusia y China con cifras de sólo UNA cifra… O sea, la brecha es TAN inmensa… ¿Es que no pueden no usar el auto por tan solo 10 cuadras? La temperatura global aumentó 0.8 grados Celsius, cuando se supone que naturalmente debería haber bajado. Para el 2010, si todo sigue así, habrá aumentado 2 grados Celsius desde 1750. Los científicos lo conocen como el “punto de no retorno”.
Se pidió la generación de al menos 25% de la electricidad de los países acordantes de fuentes renovables para el 2025, reducción de emisiones, y obligación de los países más desarrollados (los que más responsabilidad deben asumir) a respaldar técnica y financieramente a los países en desarrollo para que logren adoptar estas medidas impuestas.
¿El juicio final? Ya los mayas lo habían predicho. A partir de 1999, cuando nuestro sistema entrara en la mañana galáctica (entrando a la semielipse más sercana al centro de la galaxia), hasta 1012 sería el momento de decisión, seríamos juzgados. Deberíamos ver más hacia atrás en vez de mirarnos a nosotros mismos. Nos queda poco, y aún somos capaces. Pero siempre viene lo mismo: “jaja Iluso/a… con que vos hagas algo no sirve, todos deben hacerlo.” Pero si nadie empieza, nunca se llevará nada a cabo.
Para terminar, la lenta disminución de los hielos antárticos. Olvídense de la nieve, del esquí, díganle buen día a los mosquitos y a su especialización en proliferación de enfermedades, a las sequías y demás trastornos naturales. Y por el elevamiento del nivel de los océanos, Venecia, Manhattan, Buenos Aires, Washington, el Delta del Nilo y del Paraná, entre otra infinidad de lugares, terminarían habitados por tiburones, corvinas y algas. Sin nombrar la disminución de la población humana. Una muerte lenta y tortuosa. Otra que las Torres Gemelas.
Esto es un articulo de una ninia iamada Rocío Alvarez Mercé.
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